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Tema y variaciones de literatura 44
nen relación con el título del libro, salvo la aparición incidental de
la palabra “Tapioca” y una mención autorreferencial del propio
Tario. Por estos microrrelatos la unidad del libro se ve amenazada
pues su extensión no es proporcional al resto de los cuentos. Se
pierde el aliento narrativo y el tono fantástico alcanzando, aunque
se recuperan rápidamente con las siguientes historias, “El terrón
de azúcar”, “T.S.H.”, “El mar, la luna, los banqueros”. En esta úl-
tima un barco se va convirtiendo ante nuestra mirada en la nave
de los locos, en un barco-manicomio que semeja una Babel donde
todos hablan pero nadie se entiende. Al final parece que es un
loco el que observa desde su ataúd o desde su camisa de fuerza el
mundo de los vivos y estamos efectivamente en un manicomio o
en un cementerio.
Tapioca Inn
resulta un libro consistente, unitario, donde se lo-
gra la ambigüedad preconizada para el género. Por momentos
Francisco Tario renuncia a la imaginación fantástica en favor de la
verosimilitud, pero eso le confiere solidez literaria, a diferencia de
La noche,
donde predomina la fantasía y por momentos se nos
cae la lógica, y a diferencia de
Una violeta de más,
donde el autor
busca conjugar ambas virtudes —fantasía y verosimilitud— pero
permite que se cuele cierta moralización o deja que el narrador in-
terfiera en nuestra lectura al ofrecernos una explicación no solici-
tada. En todos estos libros advertimos una poética de la imagina-
ción, de lo fantástico, una renuncia a lo real para ver lo real desde
otra dimensión, con otra mirada.
La veta etnográfica y existencial —no realista—,
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la más
atractiva de Tario, también se nos perfila en la novela
Jardín secre
to
12
.
Si en los cuentos de
La noche
eran los objetos los que nos
11
No incluyo en este ensayo ninguna reflexión acerca de la novela
Aquí aba
jo
(México, Conaculta, 2011. Colección Singulares. Primera edición: 1943)
,
a la
que se ha asociado de manera insistente a la filosofía existencial, muy de moda en
esos tiempos, y donde, en efecto, se percibe cierto fatalismo de la voluntad y des-
cubrimos tópicos como el absurdo, la soledad, la esquizofrenia, la muerte. Sin em-
bargo, desde nuestra perspectiva, esta obra no se logra literariamente debido a la
intención realista, donde vemos a un Tario fuera de su elemento fantástico o de
extrañamiento antropológico. Nos dice cómo juzgar la vida: que no sirve para
nada. En cambio, en sus cuentos fantásticos o
de ajenamiento
al menos podemos
elegir una interpretación. No es lo mismo sólo mostrar, sin arengas filosóficas,
como lo hace Albert Camus en
El extranjero,
que encaminar el juicio moral. Es, por
tanto, una novela autoritaria, pues impone desde el narrador una manera de juz-
gar, que después de todo resulta estereotipada y con atisbos melodramáticos.
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F. Tario,
Jardín secreto
, 1993.
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