programas de los partidos liberales, radicales y democráticos de la mayor
parte del mundo./Francia ofreció el primer gran ejemplo, el concepto
Y
el vocabulario del nacionalismo. Francia proporcionó los códigos
legales, gl modelo de organización científica y técnica y el sistema métrico
decimal a roucliisimos países.í-La ideología del mundo moderno penetró
pjrimcro en ias antiguas civilizaciones que hasta entonces habían resistido
a las ideas europeas, a través de la influencia francesa. Esta fue la obra
dc la Revolución francesa *.
Como hemos visto, ei siglo xvm fue una época de crisis para los
viejos regímenes europeos
y
para sus sistemas económicos, y sus últimas
décadas estuvieron llenas de agitaciones políticas que a veces alcanzaron
categoría de revueltas, de movimientos coloniales autonomistas c incluso
secesionistas; no sólo en los Estados Unidos
(1776-83),
sino también
en Irlanda
(1782-84),
en Bélgica y Lieja
(1787-50),
en Holanda
(1785-87),
en Ginebra, e incluso —se ha discutido— en Inglaterra
(1779).
Tan notable
es este conjunto de desasosiego polidco que algunos historiadores recien–
tes han iiablado de una «era dc revoluciones democraticaso dc ias que la
francesa fue solamente una, aunque la más dramática y dc mayor alcance '.
Desde luego, como la crisis del antiguo régimen no tue un fenómeno
puramente francés, dichas observaciones no carecen de fundamento.
Incluso se puede decir que la revolución rusa de
1917
(cjue ocupa una
posición de importancia similar en nuestro siglo) fue simplemente el
más dramático de toda um serie de m.jvimientos análogos, como los
que —algunos años antes— acabaron derribando a los viejos imperios
chino
y
turco. Sin embargo, ello no es cierto. La Revolución francesa
puede no haber sido un fenómeno aislado, pero fue mucho más funda–
mental que cualquiera de sus contemporáneas y sus consecuencias fueron
mucho más profundas. En primer lugar, sucedió en el más poderoso y
populoso Estado europeo (excepto Rusia). En
1789,
casi de cada cinco
europeos, uno era francés. En segundo lugar, de todas las revoluciones
que la precedieron y la siguieron fue la única revolución de masas sociales,
e inconmensurablemente más radical que cualquier otro levantamiento.
No es casual que los revolucionarios norteamericanos y los «jacobinos»
británicos que emigraron a Francia por sus simpatías políticas, se consi-
* Esta diferencia entre las influencias francesa e inglesa no
se
puede llevar dema–
siado lejos. Ni el centro de la doble revolución Utnító su influencia a cualquier campi
especial de la actividad humana, y ambas fueron complementarias mds que competidoras
Sin embargo, aun cuando las dos coinciden más claramente —como en cl
stnalitnio,
que
fue inventado y bautizado casi simultáneamente en los dos países— convergen desde
direcciones diferentes.
deraran moderados en Francia. Tom Paine, que era un estremista en
Inglaterra y Norteamérica, figuró entre los más moderados de los giron–
dinos. Los resultados de las revoluciones americanas fueron, hablando
en técminos generales, que los países quedaran poco más o menos como
antes, aunque liberados del dominio polidco de los ingleses, los españoles
o los portugueses. En cambio, el resultado de la Revolución francesa
fue que la época de Balzac sustituyera a ía de Madame Dubariy.
En tercer lugar, de codas las revoluciones contemporáneas, la francesa
fue la única ecumemp. Sus ejércitos se pusieron en marcha para revo–
lucionar al mundo) y sus ideas lo lograron. La revolución norteamericana
sigue siendo un acontecimiento cruciai en la historia de los Estados
Unidos, pero (salvo en los países directamente envueltos en ella
7
por
ella) no dejó huellas importantes en ninguna parre. La Revolución &an-
cesa, en cambio, es un hito en todas partes. Sus repercusiones, mucho
más que las de la revolución norteamericana, ocasionaron los levanta–
mientos que llevarían a la liberación de los países iberoamericanos después
de rSoS. Su influencia directa irradió hasca Bengala, en donde Ram Mohan
Roy se inspiró en ella para fundar el primer movimiento reformista hindú,
precursor del moderno nacionalismo indio. (Cuando Ram Mohan Roy
visitó Inglaterra en
1830,
insistió en viajar en un barco francés para
demostrar su entusiasmo por sus principios). Fue, como se ha dicho con
ro.zón, «el primer gran movimiento de ideas en la Cristiandad occidental
qiie produjo algún' efecro teal sobre el mundo del Islam»',
y
esto casi
inmediatamente. A mediados del siglo xix la palabra turca «vatan», que
antes significaba sólo cl lugar de nacimiento o residencia de un hombre,
se había transformado bajo su influencia en algo asi como «patriají; el
vocablo «libertad», que antes dc
1800
no era más que un término legal
denotando lo contrario que
<i
esclavitud», también habla empezado a adqui-
dr un nuevo contenido politico. Su influencia indirecta es universal, pues
proporcionó el patrón para todos los movimientos revolucionarios sub-
siguienres,
7
sus lecciones (interpretadas conforme al gusto de cada pais
. o cada caudillo) fueron incorporadas en el moderno socialismo
7
comu–
nismo *.
Asi, pues, la Revolución francesa está considerada como
¡a
revolución
de su época, y no sólo una, sino la más prominente de su clase, Y sus
* Esto no es subestimat la inñuenda de la revolución norteamericana, que, sin
duda alguna, ayudó a estimular a la francesa, y en un sentido estricto proporcionó
modelos constitucionales —en competencia y algunas veces alternando con la francesa—
para vados Estados iberoamericanos, y de vci cn cuando inspiración para algunos
movimientos radical-dúnocrátieos.
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