Hay una serie de comerciantes que venden piedras-amuletos,
adornos indios y literatura sobre la religión y la sociedad prehispánicas.
Delante de los muros del templo, una pareja de personas ya maduras
realiza depuraciones ceremoniales a un número creciente de soli–
citantes. Una especial atracción la constituyen los grupos de danzantes
que aquí se reúnen y quienes con sus lujosos y brillantes trajes y sus
suntuosos adornos de plumas acaparan la atención de una multitud
de espectadores y turistas.
La
manera en que estos danzantes influyen
en la percepción de la plaza sólo se debe a su apariencia exótica y al
intenso sonido de sus tambores; también su discurso público sobre la
cultura prehispánica y sohre la conquista de Tenochtitlan por los espa–
ñoles debido a la opresión colonial a que fueron sometidos los "verda–
deros mexicanos", son testimonio de una práctica social en el Zócalo
relacionada con el lugar Templo Mayor.
En pláticas con un vendedor de libros sobre literatura prehispánica
y con algunos danzantes en el Zócalo,
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se puso en evidencia cuál es
la impo rtancia que tiene la plaza para estos grupos. Una joven perte–
neciente al grupo Cemanáhuatl me contó que hace ocho años viene a
la plaza cada fin de semana para bailar. Ese grupo, compuesto por
casi veinte integrantes, se reúne también para aprender la filosofía,
la historia y la lengua de los aztecas. Para ellos el Zócalo es en pri–
mer término uno de los lugares centrales donde pueden realizar los
rituales necesarios para la "conservación y la transmisión de la cultu–
ra". La danza es en el grupo la única razón por la cual sus integran–
tes emprenden el largo camino desde la periferia de la ciudad hasta
el Zócalo (entrevista con una de las danzantes, 23 de agosto de 1997).
Aunque estos grupos de tambores y danzantes siempre se han
reunido en los lugares rituales de los aztecas, sobre todo en determi–
nadas fechas históricas, en los últimos años, desde las festividades
por el Quinto Centenario del Descubrimiento de América en 1992,
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Hay una serie de nombres con los cuales se denomina a
esLOS grupos.
Dan–
zantes
es el calificativo más generalizado. También son nombrados
concheros,
debi–
do a sus instrumentos hechos con conchas. El nombre
indigenista
denomina un
movimiento político
y
social de México
y
alude a su relación positiva con la cultu–
ra indígena. Algunos informantes los llaman despectivamente
neoazlecas
o
apaches.
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