1.
DE LA IDEOLOGÍA DE LO SIMPLE A LA DE LO COMPLEJO
dejó Francia y tomó residencia en los Estados Unidos. Una vez allí, trabajó oscuramente
durante unos 30 años en el Thomas
J.
Watson Research Center de
IBM,
hasta que consiguió
finalmente el éxito que tan ansiosamente esperaba. Entre otras cosas, durante esa etapa,
encontró que la naturaleza del ruido en las transmisiones se comportaba como el polvo de
Cantor; este hallazgo lo motivó a estudiar los trabajos de los precursores de la geometría
fractal (Cantor, Peano, Perrin, von Koch, Sierpinski, Julia, Fatou, y otros) y, en 1975, apre–
miado por la publicación de su libro
Les objets fractals: Forme, hasard et dimension,
acuñó
el término
fractal.
78
Pese a su petulancia y su tendencia a apropiarse de las ideas de los demás, Mandelbrot
demostró que las curvas consideradas monstruosas durante el siglo
XIX
no eran ajenas a la
geometría del mundo real, y que, por el contrario, eran una herramienta legítima para medir
el grado de irregularidad y de complejidad de los objetos naturales.
79
No obstante, a pesar del
éxito inmediato suscitado por la
belleza
de las formas fractales y el hecho de que fue acepta–
do con entusiasmo por los científicos de las ciencias aplicadas,80 Mandelbrot, conocido por
su ego fuera de toda proporción y su desmedida obsesión acerca de su idealizado lugar en la
historia, su megalomanía le obliga a reclamar para sí la paternidad de todo aquello que, a su
juicio, se relacione con la geometría fractal. De esta suerte, al tiempo que agredía a los
adve–
nedizos
que osaban escribir sobre fractales, quedaba de manifiesto que se trataba de la obra
revolucionaria de un genio solitario. 8l Como contraste, sus colegas matemáticos lo vieron con
frialdad, lo toleraron como a un extraño portador de un enfoque poco ortodoxo, e incluso
decían sin aparente malicia que, sin importar lo que hiciera, Mandelbrot no era uno de ellos. 82
No cabe duda, una cosa es el valor de las ideas de una verdadera aportación, y otra los delirios
solipsistas de un autor que pretende borrar al resto del mundo de un campo del conocimiento
que se anunciaba vagamente desde Gauss, Bolyai, Weierstrass, Du Bois Reymond, y Cantor.
Justo es aclarar que mientras que Mandelbrot se convirtió poco a poco en la celebridad que
divulgaba sus hallazgos sobre la geometría fractal, M. F. Barnsley ha lograba formalizar la
disciplina en gran medida mediante la elaboración de definiciones, teoremas y axiomas,83 así
como con el llamado
juego del caos.S
4
78
ej.
James Gleick,
op.
cit. ,
pp. 87-92 Y98.
79
Cf,
J. Briggs y
F.
D. Peat,
op. cit.,
p. 93.
80
Cf ,
James Gleick,
op.
cit.,
p. 114.
81/
bid .,
pp. 111 · 112; véase también César Momoy Olivares,
op.
cit..
pp. 270-273.
82
Cf,
James Gleick,
op.
cit.,
pp. 86-87 Y90.
83
Cf,
M.
F.
Barnsley,
Fractals Every where,
San Diego, Academic Press, 1993, César Monroy Olivares,
op.
cit..
pp. 270-273.
84
Cf ,
James Gleick,
op. cit.,
pp. 236-239.
[39]
1...,31,32,33,34,35,36,37,38,39,40 42,43,44,45,46,47,48,49,50,51,...144