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¿DISEÑAR CON FRACTALES? ¡VAYA UN ABSURDO!
Para estos teóricos, ya era claro que la misma esencia del caos es matemáticamente acce–
sible." A partir de ese momento, se empezó a ver al caos por doquier: el clima, los fluidos
turbulentos, el goteo en un grifo mal cerrado, el humo del cigarro, la conducta de un avión en
vuelo, el flujo de vehículos en las ciudades congestionadas, el sistema solar y las galaxias ... se hi–
cieron notar en los procesos dinámicos de la naturaleza. A partir de ese instante, aprendimos a
ver con sorpresa que mucho de lo que ayer llamábamos desorden (caos en el sentido cotidiano)
no era más que la manifestación de procesos no-lineales, la expresión de un orden más sutil y
profundo que, para nuestros ojos cándidos y nuestras mentes febrilmente buscadoras de orden,
no era más que ruido y una infracción inadmisible a la ley de lo simple y lo ordenado.
¿Son los fractales la cara visible del caos determinista?
En el amanecer de la revolución científica, si Galileo vio regularidad en los fenómenos fue porque
ya contaba con una teoría que los predecía, aunque ésta fuera sólo una aproximación tolerable
para los sistemas simples que estudió. Para lograrlo, omitió las no-linealidades ya conocidas
por él (fricción y resistencia) y, desde luego, las complejidades intratables de los sistemas com–
plejos.'3 Arropados en una cultura diferente y parapetados en los comienzos del siglo
XXI,
la
irregularidad de las formas de los litorales, de las nubes, de las montañas, de los pulmones,
de los sistemas circulatorios, etcétera, nos obliga ahora a preguntarnos por las causas que las
crean. Las formas no se hacen a sí mismas, son el resultado tangible de procesos materiales que
las llevan a cabo. La forma de las olas que revientan en la playa es la consecuencia inmediata y
visible de todos los fenómenos involucrados. El aparente desorden, las turbulencias, el caos de
las formas , no hace más que reflejar el desorden y el caos de los procesos. La forma visible es
uno de los rostros de las leyes de la naturaleza. La forma no es una imposición caprichosa, es la
consecuencia necesaria de las fuerzas que actúan sobre la materia. La forma visual le dice a los
ojos algo acerca de los procesos internos de las cosas, no es más que
el
retrato momentáneo del
equilibrio de fuerzas que rigen en el mundo material desde su origen.
La forma de un pulmón ejemplifica la manera en que la naturaleza responde a los complicados
flujos de sistemas que, sometidos a turbulencias dentro de turbulencias, buscan organizar la ma–
teria de la manera más económica y eficiente para cumplir con la función del respirar. Usualmente
-se dice-, la forma fractal es la cara visible del caos, es el registro tangible de su paso, es su huella
indeleble, su firma existencial;" de esta manera, el caos determinista conduce los datos hacia las
formas visibles!S La cadena interminable de bifurcaciones dentro de bifurcaciones en las gráficas
>; Miguel A.
F.
Sanjuán,
La complejidad en la ciencia,
<
exploralaciencia.profes.net/ver_noticia.aspx'id=5745>.
22
ef,James Gleick,
op.
cit.,
p. 39.
23
1bid.,
p.
40.
24
Cf,
J. Briggs
y
F.
D. Peat,
op. cit.,
p. 95.
25
Cf,
James Gleick,
op. cit.,
p. 267.
1...,56,57,58,59,60,61,62,63,64,65 67,68,69,70,71,72,73,74,75,76,...144