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¿DISEÑAR CON FRACTALES? ¡VAYA UN ABSURDO!
Hemos pasado entonces, de la medición del tiempo dado por los movimientos cíclicos del
cosmos, a los movimientos del reloj-ganado, a la medición del tiempo observado en fluidos mane–
jables (relojes de arena, clépsidras), a las máquinas (muelle, áncora, reloj), y a los códigos abstractos
(cuarzo, cesio 133). Así, el concepto del tiempo va de la mano con las herramientas (cósmicas en–
contradas o humanas inventadas) con que lo medimos. Sin embargo, mientras la experiencia del
tiempo tecnológico se reduce mas allá de toda comprensión, nuestro espacio geográfico potencial
crece con la masificación del transporte en los aviones y los vehículos espaciales. Es decir, a medida
que la medición del tiempo se empequeñece, el espacio que recorremos cotidianamente (urbano,
transcontinental o espacial) se incrementa. Asimismo, de los tiempos largos de la evolución, a los
tiempos cortos de nuestros organismos, "La moderna visión biológica abarca desde microsegun–
dos hasta millones de años; y de micrómetros hasta la biosfera"; de hecho, "Cada reacción tiene un
significado especial, cuyos orígenes se encuentran en nuestro remoto pasado genético':5o
Sucede que, de los nanosegundos y picosegundos, a los 15 mil millones de años que dicen
que lleva la explosión del ultimo
Big bang,
algunos físicos no duermen por tratar de entender
mejor cómo fue el universo en el momento
10-
43
segundos después de su estallido. Ahora resulta
que las microescalas temporales de los procesos industriales, el apasionante mundo de tiempos
y espacios imperceptibles de la revolución electrónica de las computadoras digitales, etcétera,
configuran un mundo temporal que queda sensorialmente fuera del alcance de la experiencia
humana. Lo mismo le sucede a los animales; y nuestras emociones también tienen su escala
temporal: somos sensibles emocionalmente a periodos de días , horas, minutos, segundos, pero
sucesos que comprenden años, siglos, milenios, etcétera, sólo podemos concebirlos vagamente
con nuestro intelecto, ya que escapan a nuestra sensibilidad emocional.
El cambio en nuestra sensibilidad para aprehender el paso del tiempo también puede ob–
servarse, con toda claridad, en la música. Por ejemplo, la emergente prisa cultural del siglo
XIV
renacentista, generó notas de valores breves que evidenciaban el nuevo gusto: la avidez
por la prisa, buscada ansiosamente en los textos escolásticos (y después, humanistas) a costa
de un cierto deterioro general en la adquisición del conocimiento en las universidades. Así, las
notas musicales de larga duración:
Máx ima, Langa
y
Breve,
desaparecieron simplemente de la
notación actual. La
redonda
(unidad) de hoy equivale apenas a la
Semi-breve
medieval. A la in–
versa, la brevedad incrementada de la fusa, la corchea, la doble, triple y cuádruple corcheas no
se habían inventado antes de 1420. Mientras hoy las primeras simplemente dejaron de existir,
las segundas fueron inexistentes (incluso inimaginables) durante el medievo. En sincronía con
la invención paulatina de las duraciones breves en el reloj mecánico (hora, minuto, segundo),
los ritmos lentos del medievo se manifiestan en la extraordinaria duración de las notas largas,
mientras que tienden a desaparecer en nuestra edad de la prisa, edad apasionada por los ritmos
violentos y los valores breves. Pero eso no es todo, la evaluación cultural de nuestra sensibilidad
al tiempo que pasa, también tiene sanciones. Si bien es cierto que los nuevos ritmos buscados
por el
Ars Nova ,51
exigían "la división mensurada del tiempo'; también advertimos que cuando
50
Edward Wilson Osborne,
Biofilia,
México.
FC E,
Breviario 477, 1989, pp. 86 Y204.
51
eJ,
Philippe de Vitry,
Ars Nova Musicae, 1325.
1...,62,63,64,65,66,67,68,69,70,71 73,74,75,76,77,78,79,80,81,82,...144