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¿DISEÑAR CON FRACTALES? ¡VAYA UN ABSURDO!
estados de orden menos organizados, menos estructurados, menos reactivos de nuestros di–
seños del pasado, apuntalados así, podríamos, entonces, intentar el diseño de islas de caos
determinista (objetos diseñados) dentro de las intermitencias del azar. Podríamos aprender
a diseñar contra aquellos espasmos del azar que rompen estructuras y se oponen a nuestros
propósitos creativos; podríamos intentar diseñar con los
números de Feigenbaum
en la mano
y, por si acaso esto no sonara fantástico, podríamos diseñar para reducir (o, incluso, colapsar)
el
tiempo de recurrencia
de Poincaré. Cierto, alentamos el tránsito hacia la no-linealidad en
los procesos de diseño, buscamos enfrentarnos con el diseño de lo complejo escondido en las
profundidades recónditas de la fachada de lo aparentemente simple. Aspiramos a diseñar con
ese caos que ha permanecido oculto más allá de la frontera del cerebro desnudo, ese caos que
nos aguarda pacientemente hasta que seamos capaces de controlarlo apoyados en nuestras
prótesis digitales .
Conscientes de las dificultades que conlleva la aceptación de los nuevos paradigmas en un
entorno social cómodamente instalado en sus viejas y probadas maneras de hacer (¡todo tiempo
pasado fue mejor! reza el adagio),75 recordamos el logro griego de vincular la lógica con la geo–
metría plana, el cual fue encarnado en los diez axiomas de Euclides, logro alcanzado a costa de
la idealización simplificada de las formas de la naturaleza (cuya ventaja consistió en hacernos
el mundo inteligible) . Igualmente reconocemos la aportación de Descartes y de Vieta cuando,
en el siglo
XVII,
asociaron por primera vez el álgebra con la geometría la cual, al permitir hacer
manipulaciones simbólicas de cantidades algebráicas, reemplazó los argumentos deductivos de
los griegos.
De esta manera, en lugar de expresar los fenómenos naturales sólo mediante las palabras, éstos pudie–
ron ser expresados en el lenguaje de las ecuaciones matemáticas: un inmenso avance en comprensión
y cuantificación .'6
Ya en este punto, podríamos soñar con el advenimiento de un álgebra caótica del diseño, de
una geometría ineludiblemente vinculada con las leyes del caos que permitiera hacer mani–
pulaciones simbólicas creativas de formas algebráicas. A la manera de Descartes y de Vieta,
buscaríamos expresar las formas de los objetos diseñados , ya no en planos y descripciones ver–
bales, sino en el lenguaje de las ecuaciones matemáticas procesado por las máquinas digitales.
Una actitud semejante, nos abriría un vasto y nuevo reino del diseño. Si el telescopio le abrió a
Galileo un universo visual hasta entonces invisible, acaso a nosotros el caos determinista pro–
cesado por la computadora nos pueda abrir universos conceptuales inimaginables hasta ahora,
corriendo el riesgo incluso, de pasar de la simulación de lo real, a la creación digital de nuevos
universos del diseño.
Así como la computadora - la nueva herramienta de las ciencias de la complejidad- facilita
una nueva división de las fronteras interdisciplinarias (necesariamente históricas y arbitrarias),
75
Cosa que le sucedió a los mismísimos protagonistas de la introducción del caos determinista ante la resistencia de sus colegas de los
sistemas dinámicos;
eJ,
Heinz, R. Pagels,
op.
cit.,
p. 81.
76
¡bid.,
p.
276.
1...,70,71,72,73,74,75,76,77,78,79 81,82,83,84,85,86,87,88,89,90,...144