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¿DISEÑAR CON FRACTALES? ¡VAYA UN ABSURDO!
allí donde se dan las simetrías. Por otro lado, si es cierto que las matemáticas se descubren (y
no se inventan), entonces las formas fractales de la naturaleza existían antes de que se acuñara
el término fractal, antes de que se asociara este nombre con las formas naturales, antes de que
aparecieran las curvas
monstruosas
de Cantor, Peano, Koch, Julia y Fatou... , antes de que se des–
cubriera el infinitamente complejo conjunto de Mandelbrot. Si la naturaleza siguiera las reglas
de la geometría fractal, y si las matemáticas se inspiraron en ellas, entonces su descubrimiento es
como un rescate, como un recuerdo arrancado del mundo de las
formas eternas
de Platón.
Como bien sabemos, para Platón, las ideas (las formas) existen desde siempre, son eternas, de
tal suerte que al conocer, nuestra tarea consiste en entresacar algunas de ellas. Y ya que las ideas
existen como adormecidas en el fondo de nuestra alma, cuando decimos que
conocemos,
lo que
hacemos al recordarlas es simplemente
despertarlas.
Así, la hoja de un árbol, por ejemplo, es
un fugaz visitante de la eternidad, representa
el
mundo de la copia, el mundo reducido de lo
sensible porque, de todas las formas posibles, sólo esa forma de lo real es captada por nuestra
sensibilidad. Sí, la hoja del árbol es la cárcel momentánea de una de las formas eternas; es la for–
ma provisionalmente agazapada que emerge de lo eterno, es el reflejo de la infinitud del mundo
cuando se manifiesta en el escenario de nuestra
falsa realidad.
Contra la conocida afirmación
de Einstein acerca de que "Dios no juega a los dados con la naturaleza'; ahora algunos se atreven
a decir que sí, que "Dios juega a los dados con la naturaleza'; sólo que, como los dados están
cargados, el principal objetivo de la ciencia consiste en encontrar las reglas mediante las cuales
fueron cargados, a fin de poder aprovecharlas en nuestro beneficio.
92
Actualmente, hay quienes intentan afanosamente desvelar la esencia fractal de las formas
naturales. Sin embargo, otros - menos radicales- buscan métodos menos reduccionistas que
los de la geometría euclidiana para describir las formas complejas de la naturaleza. Los pri–
meros suponen que hay una identidad entre naturaleza y fractalidad; los segundos buscan sólo
un modelo más adecuado para describir las formas naturales. En caso de que la forma de una
simulación fractal fuera indistinguible de su original biológico (un fragmento del sistema cir–
culatorio, por ejemplo), los primeros afirmarían que han logrado explicar la manera en que la
naturaleza construye sus formas, dirían que naturaleza y modelo son lo mismo; mientras que
los segundos sugerirían que han encontrado una mejor manera de describir el fenómeno. En la
práctica, por ejemplo, se dice que:
Hoy día se han identificado innumerables manifestaciones naturales de estructuras fractales. Se sabe
que su geometría está presente en depósitos y agregados coloidales (como los generados por el polvo
y el esmog), poliméricos y electroquímicos (Sander, 1987); en aparatos y sistemas de los seres vivos,
como los vasos capilares, tubos intestinales, biliares y bronquiales, yen las redes neuronales (Gold–
berger, 1990). De manera similar, hay evidencia de que la localización geográfica de epicentros en
temblores exhibe un patrón fractal (Bak, 1991), yen la actualidad la dimensión fraccional (dimensión
fractal) de la superficie irregular de una falla en un material ya se utiliza como medida indirecta de
su resistencia y dureza (Peterson, 1988).93
92
ej,
Joseph Ford, citado por James Gleick,
ibid.,
p. 314.
93
Vicente Talanquer,
op. cit.,
p. 25.
1...,74,75,76,77,78,79,80,81,82,83 85,86,87,88,89,90,91,92,93,94,...144