pánica no perdió su presencia.
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La centralidad de la ciudad azteca fue
conseIVada, al igual que la estructura urbana fundamental , orientada
según los canales y los antiguos diques-calles. Al sur del Palacio Nacio–
nal, una franja verde recuerda todavía uno de los últimos canales, al
que hicieron referencia repetidas veces muchos de los habitantes de
mayor edad a quienes entrevisté. En particular dos de los antiguos
diques-calles, uno situado hacia el sur (Calzada de Tlalpan) y otro ha–
cia el oeste (Calzada México-Tacuba), son todavía ejes de tránsito esen–
ciales de la metrópoli. Tales argumentos subrayan la her"encia
prehispánica de la ciudad colonial. Los españoles conseIVaron la es–
tructura urbana por razones de aprovechamiento funcional. Al asu–
mir la estructura espacial de la ciudad prehispánica, los conquistado–
res hacían referencia a la continuidad del poder y de la práctica
cotidiana. De manera simul tánea, redefinían el espacio de acuerdo
con sus propias concepciones. Aun cuando el plano horizontal de la
ciudad prehispánica se asemeja a la disposición de los edificios del
poder representativo en torno de la explanada de la ciudad colonial y
actual, cada uno de esos espacios tiene connotaciones diferentes.
La
plaza azteca, situada fuera de los muros del templo, marca un
"delante" o un "afuera". Una parte de la plaza puede haber servido
como mercado o como lugar de reunión para aquellas personas que
tomaban parte en las ceremonias celebradas en el recinto del templo
o presenciaban las alocuciones provenientes del Palacio de Moctezuma.
El
elemento esencial o el centro de la ciudad de Tenochtitlan era el
enclave del templo mismo, donde, con el primer altar, se había colo–
cado la primera piedra de la ciudad, que luego fue extendiéndose
cada vez más alrededor del templo . El lugar seIVía para orientar los
caminos hacia el lugar verdadero, para convidar a las personas, con–
gregarlas o excluirlas.
Con la reconstrucción de la ciudad por parte de los españoles se
produjo un desplazamiento del centro espacial. Es cierto que ellos
aprovecharon el antiguo plano horizontal de la ciudad, pero la orien-
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Rafael López Rangel señala que la presencia de la cultura azteca también fue
respaldada por los indígenas, que fueron los constructores de la vieja
y
de la nueva
ciudad (López Rangel, 1989:47
ff).
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