Tasa de digestión del almidón
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el butirato no siempre se presentan (Eadie
el al.,
1970). Los cambios en las proporciones molares de
ácidos grasos volátiles no son consistentes en los
estudios de defaunación (Williams y Coleman,
1988). La mayoría de los estudios han mostrado
incrementos en la concentración de ácidos orgáni–
cos en rumiantes faunados (Abou Akkada y EI–
Shazly, 1964;]ouany
el al.,
1981; Mendoza, 1991).
Los estudios conducidos por Mackie
el al.
(1978) en periodo de adaptación a raciones altas
en grano, mostraron que el número de protozoa–
rios se incrementaba proporcionalmente a la can–
tidad de carbohidratos fácilmente fermentables
hasta el 60%, donde el pH ruminal permanecía
sobre 5.5. A mayores cantidades de concentrados
la población de ciliadas era drásticamente reducida
(pH inferior a 5.5).
El pH óptimo de los protozoarios es de alrede–
dor de 6.5, y son severamente afectados en pH
arriba de 8 y menores de 5.5 (Hungate, 1966); sin
embargo, algunas especies pueden mostrar dife–
rente susceptibilidad a la acidez. Grain
el al.
(1979)
demostraron que la implantación de
Isolricha
no
era posible en ovinos que recibían más de 35% de
almidón en la ración. Varios investigadores han
reportado que la población de holotricos es sustan–
cialmente reducida con dietas altas en granos (Ea–
die y Mann, 1970; Mackie
el al.,
1978).
La
población de protozoarios ruminales puede
ser incrementada en forma lineal hasta cinco o seis
veces por la adición de almidón hasta un punto
crítico donde las condiciones acídicas del romen
los afectan en forma negativa. Cualquier factor
relacionado con
el
consumo como el tipo de forra–
je, nivel de forraje, consumo de almidones, tasa de
digestión, aditivos alimenticios y otros, puede mo–
dificar la población de protozoarios presumible–
mente por cambio en el pH ruminal y/o tasa de
pasaje.
La
concentración de nitrógeno amoniacal es
mayor en animales faunados en la mayoría de las
condiciones dietarias (Abou Akkada y EI-Shazly,
1964; Klopfenstein
el al.,
1966;]ouany
el al.,
198 1;
Veira
el al.,
1983; Newbold
el al.,
1986; Hsu
el al.,
1989; Williams y Coleman, 1988), y posiblemente
como resultado de la ingestión de bacterias y la
proteolisis (Coleman, 1964; Wallis y Coleman,
1967). Los efectos en la concentración de amonía–
co también han sido observados
in vilro
(Hino y
Russell, 1987; Mendoza y Brinon, 1991).
En la mayoría de los estudios, la defaunación
ha propiciado incrementos significativos en
el
nú–
mero total de bacterias cultivables bajo diferentes
condiciones dietarias (Klopfenstein
el al., 1966;
Demeyer y Van Nevel, 1979; Newbold
el al., 1986).
Los protozoarios reducen la síntesis neta de células
microbiales (Demeyer y Van Nevel , 1979) y el flujo
de aminoácidos al duodeno (Veira
el al., 1983);
pero la reducción en el flujo de aminoácidos puede
también estar relacionada con el fenómeno de
retención selectiva de protozoarios en el rumen
(Veira, 1986; Matanobu y Iriki, 1989).
La
contribución de nitrógeno por los protozoa–
rios es alrededor del 20 a 30% del bacterial , debido
a un considerable grado de secuestro de pro tozoa–
rios en partículas de la digesta o en la pared ruminal
(Wellery Pilgrim, 1974; EI-Fouly, 1983;
NRC,
1985)
y también por su menor tasa de crecimiento com–
parada con las bacterias.
Williams y Coleman (1988) han postulado que
la presencia de los protozoarios puede reducir la
eficiencia de utili7Álción del nitrógeno por el ani–
mal. Bergen yYokoyama (1977) plantearon que las
limitaciones de nitrógeno degradable en rumen
podría ser más crítico en rumiantes faunados con
dietas altas en grano. El balance de nitrógeno en
ovinos defaunados tiende a reducirse a medida que
se incrementa la energía de la ración (Klopfenstein
el al.,
1966). Sin embargo, los efectos de la defau–
nación sobre la utilización de nitrógeno son limita–
dos. De hecho, se ha postulado que los protozoa–
rios tienen una proteína de mayor valor biológico
que la de las bacterias.
Los cambios que ocurren en las bacterias du–
rante la adaptación a raciones con elevada concen–
tración de almidón
y
melaza fueron descritos por
Mackie
el al.
(1978), quienes mostraron en grano
que el número de bacterias amilolíticas se incre–
mentaba en forma lineal hasta que la ración tenía
70% de concentrados (grano y melaza) para estabi–
li zarse posteriormente, mientras que las bacterias
celulo líticas redujeron paulatinamente su pobla–
ción. Las bacterias utilizadoras de lactato siguieron
la misma tendencia que las amilolíticas, pero su
población era menor.
En resumen, podemos decir que los protozoa–
rios ruminales reducen la tasa de digestión del al–
midón en
el
rumen al cambiar la digestión del
rumen al intestino delgado en rumiantes ali–
mentados con dietas altas en grano, sin cambiar la
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