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Tema y variaciones de literatura 44
Todo porque no quieren darse cuenta, aceptar o de plano no hay
quien les diga que dios nada quiere de nosotros. Nos echó el bien y
el mal para que nos entretengamos mientras tanto.
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2) Por el contrario, don Valente Reveles se encierra en su inverna-
dero a fertilizar plantas que arrojan frutos monstruosos, negros o
encarnados, que sugieren formas humanas y, por sus colores, alu-
den a la sangre y a la muerte. Este proceso de encierro, cultivo y
las habladurías generadas da lugar a la extrañeza de la novela, que
a menudo se toca con lo fantástico y con el realismo mágico apun-
tado más arriba. Si Pancracio se revela contra la naturaleza, don
Valente nos hará saber que las plantas son obra de Dios y que, cul-
tivarlas es contribuir al orden sobre la Tierra, pero tal como se vio
por los frutos monstruosos, ese acto era un intento de corregirle
la plana al creador.
3) Por su parte, el dueño de la cantina y don Román retoman
el tema y le infunden otra apreciación:
–Dios es grande.
–Sí, pero Dios no se nos revela a través de esta naturaleza. Esa
es una mentira enorme.
–¿Cómo no? Vea la perfección y armonía de toda la naturaleza.
–Al menos no a través de toda la naturaleza. No se nos iba a
manifestar con tanta ferocidad. Si hay Dios, tiene que ser bueno. Yo
creo que Dios y el diablo llegaron a un acuerdo cuando se repartieron
el mundo. Las plantas son de Dios, los minerales del diablo y los ani-
males se quedaron sin dueño, para ser más tarde disputados y repar-
tidos entre los dos. Y recuerde que nosotros también somos anima-
les […] Los metales que salen o salían de nuestras minas, son un
elemento del diablo, un fetiche de veneración de los hombres, de
esclavitud, de discordia […] En cambio, las plantas son esos seres que
cubren la superficie de la tierra, que se nutren de ella, sacan de las
profundidades de la vida y nos la dan, nos la ofrecen, sin pedir nada
a cambio [....]
9
4) Cleotilde, la mujer de don Valente, piensa que el mundo está
bien hecho, que su marido se extravía al querer modificar las co-
8
Idem
.
9
Ibid.
, pp. 225 y 226.
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