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Antonio Marquet Montiel
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“[…] prolongada agonía llena de dolores y sufrimientos”.
23
Ingerir
aceite hirviendo o somatizar para producir un cáncer son estrate-
gias que mantienen y aseguran el hermetismo del clóset. Ambos
personajes nacen en un contexto de culpa, una madre soltera o
una monja que cuelga sus hábitos para seguir a un sacerdote. Am-
bas madres padecen persecución. La soledad y la muerte en medio
de padecimientos agudos son reservadas como destino a sus hijos.
Uno se vuelve protagonista de una historia relatada en piedra en
el retablo de una catedral. El segundo se vuelve protagonista de
una novela sobre las vicisitudes del clóset y la decadencia de la re-
ligión. Las vidas paralelas que narra Severino Salazar no hablan de
dos almas virtuosas, sino de dos soledades incomprendidas en su
contexto. Ninguno de los dos conoce el reposo o tiene un haz de
esperanza.
A MANERA DE CONCLUSIÓN: EL OCASO DEL
CATOLICISMO EN DOS NOVELAS PUEBLERINAS
Severino Salazar retoma el reto novelístico emprendido por Agus-
tín Yáñez de narrar la represión religiosa en un pueblo aislado. Al
igual que en
Al filo del agua
, aparecida tres décadas antes, el ca-
tolicismo funciona como el eje emocional de la vida en un pequeño
pueblo aislado. En
Al filo del agua
el catolicismo reprime funda-
mentalmente a las mujeres, vigiladas por la Asociación de las Hijas
de María. La vida del pueblo de mujeres enlutadas, trascurre en
torno al altar y a las festividades religiosas, a los ejercicios espiri-
tuales, hasta el momento en que María, sobrina del cura, decide
irse con la bola. En
Donde deben estar las catedrales
el lector en-
cuentra un pueblo aislado, cuya vida se organiza en torno a una
“catedral”: sin embargo, el señor cura no tiene la misma impor-
tancia que Dionisio María Martínez y los altares están vacíos. Ar-
bitrariamente se planta una catedral allí donde no puede haber
una, en Tepetongo en cuyo altar se narra la vida de un santo del
siglo
XVI
que reparte todos sus bienes, lleva una vida de penitencia
y auto martirio. Los protagonistas se caracterizan por su pasividad:
quedan atrapados en las fuerzas represivas. No hay esperanza
para los protagonistas de
Donde deben estar las catedrales
. Uno
23 
Ibid
., cap.
XXII
, p. 79.
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