soiros es, según he dicho ames, sólo movimiento, causado por la ac–
ción de objetos externos, pero en forma de apariciones: para la vista,
luz y color; para el oído, sonido; para el ol ato, olor, etcétera. Así,
cuando la acción de un mismo objeto es continuada y pasa de los
ojos, oídos y otros órganos hasta el corazón, el efecto que allí pro–
duce no es nada más que un movimiento o conato que consiste en
apetito o aversión hacia el objeto, un movimiento de aproximaciÓD
o de rechazo. Pero la aparición o sentido de ese movimiento es lo
Delicia.
que llamamos, según sea el caso,
delicia
o
aflicción de
Afliccióa.
¿ mente.
Este movimiento que se llama apetito y cuya aparición en la men-
Placer.
te es
deleite
y
placer,
parece ser una confirmación del
movimiento vital, que fortalece a éste y lo ayuda. Y, consiguiente–
mente, las cosas, en cuanto que causan placer, fueron con propiedad
llamadas
jucunda, a juvando,
por su misión de ayudar y onalecer;
y las cosas contrarias fueron llamadas
molesta, ofensivas,
por estor-
Ofertsa.
bar y entorpecer ese movimiento vital.
Por tanto, el
placer
o
deleite
es la aparición o sensación de lo bue–
no, y el
malestar
o
disgusto
es la aparición o sensación de lo malo.
Consecuentemente, todo apetito, deseo y amor va acompañado de al–
gún placer, en mayor o menor grado; y todo odio y aversión, de al–
gún grado de dolor y daño.
De los placeres y deleites, algunos surgen de haber tenido sensa-
Pkceres del
ción de un objeto presente. A éstos puede llamárseles
sentido.
placeres del sentido.
La palabra
íensK^/,
tal y como sólo
es usada por quienes condenan esos placeres, no tiene lugar hasta que
hay leyes. Placeres de este cipo son todas las cargas y descargas dei
cuerpo, así como todo lo que es placentero en la
vista, oído, olfato,
gusto
o
tacto.
Otros proceden de la expectación de prever el fin o con–
secuencia de las cosas, independientemente de que éstas sean agrada–
bles o desagradables en el sentido. Y éstos son los
placeres de la men–
te,
experimentados por quien deduce esas consecuen–
cias, y son llamados, en general, ALEGRÍA. De igual
modo, algunos malestares y disgustos tienen lugar en
el sencido y reciben el nombre de DOLOR; otros es–
tán en la expectación de las consecuencias, y reciben
ei nombre de TRISTEZA.
Estas pasiones simples, llamadas
apetito, deseo, amor,
aversión,
odio, alegría y tristeza,
reciben nombres diversos según una diversi–
dad de consideraciones. En primer lugar, cuando una de estas pasio–
nes es sustituida por otra, recibe nombres diversos según sea la opi–
nión que tengan os hombres en lo que se refiere a la posibihdad de
alcanzar lo que desean. En segundo ugar, según el objeto deseado u
odiado. En tercer lugar, si se consideran muchas juntas. En cuarto lu-
PUceres de ia
mente.
Alegría.
Dolor.
Tristeza.
Buena disposición
naturai.
Avaricia,
pi,
según el mismo alterarse o sucederse unas pasiones a otras.
I^' El
apetito,
con una opinión de alcanzar lo que se desea, se llama
•BPERANZA. Y si falta esa opinión, DESESPE-
Esperanza.
fRACION.
Daesperación.
К La
aversión,
con una opinión de que el objeto va a DAÑÁR–
ONOS, se llama MIEDO. Y si hay esperanza de que se
Miedo.
puede evitar ese daño haciéndoles frente, CORAJE,
Coraje.
ir Al
coraje
repentino lo llamamos IRA.
tra.
j A la
esperanza
constante, CONFIANZA en no-
Confiama.
jotros mismos.
A la
desesperación
constante, DESCONFIANZA
Desconfianza,
de
nosotros mismos.
A la
ira
producida por un gran daño hecho a otro, y cuando pen–
samos que dicho daño ha sido hecho para herir, la llamamos
INDIGNACIÓN,
Indignación.
Al
deseo
de bien para otros, lo llamamos BENE-
Benevolencia.
VOLENCIA, BUENA VOLUNTAD, CARIDAD.
Si es un deseo de bien para el hombre en general, lo
Uamamos BUENA DISPOSICIÓN NATURAL.
Al
deseo
de riquezas, AVARICIA, nombre utili–
zado siempre para significar censura, porque los hombres que luchan
por las riquezas se disgustan unos con otros en el proceso de conse–
guirlas. Sin embargo, este deseo, en sí mismo, puede ser censurado
o permitido, según sean los medios con los que esas riquezas se
persiguen.
Al
deseo
de cargos públicos u honores se le llama
Ambición.
AMBICIÓN, nombre que también se usa siempre en el peor senti–
do, por las mismas razones antes mencionadas.
Al
deseo
de cosas que sólo en muy pequeña medida conducen a
nuestros fines, y al miedo de cosas que son de poca monta, lo llama–
mos PUSILANIMIDAD.
Pusilanimidad.
Al
desdén
por pequeñas ayudas y obstáculos.
Magnanimidad.
MAGNANIMIDAD.
A la
magnanimidad
en peligro de muerte o de ser heridos, la lla–
mamos VALOR, FORTALEZA.
-
Valor.
A ta
magnanimidad
en el uso de las riquezas.
Liberalidad.
LIBERALIDAD,
A ia
pusilanimidad
en eso mismo, TACAÑERÍA,
Miseria.
MISERIA o PARSIMONIA, según queramos expresar complacen–
cia o disgusto.
Al
amor
por las personas en sociedad, AMA-
Amabilidad.
BILIDAD.
Al
amor
por las personas, pero sólo para compta-
Natural deseo
cer e! sentido, NATURAL DESEO SEXUAL.
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