que se hace por
pios, es un juramento en vano; y que no puede jurar-
Owi.
se por ninguna cosa que no sea considerada como Dios
por el que juta. Pues aunque ¡os hombres han jurado a veces que sus
reyes, motivados por el miedo o por la adulación, querían con ello
dar a entender que estaban atribuyéndoles un honor divino. Por otra
parte, jurar por Dios cuando es innecesario, no es sino profanar su
nombre; y jurar por otras cosas, como hacen los hombres en su ha–
bla ordinaria, no es jurar, sino una impía costumbre que proviene de
la demasiada vehemencia en la conversión.
Un juramento no
Parece, asimismo, que el juramento no añade nada
a^de nada ala
д Jg obligación. Porque un convenio, si es legal, obliga
o igacion,
^
^ j ^ ^ Dios, tanto si hay un juramento de por
medio como si no lo hay; y si es ilegal, no obhga en absoluto, aun­
que vaya confirmado con un juramento.
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