aceptar el
Trial
democracia, o bajo cualquier otro tipo de asamblea so-
•"for.
berana, atribuyen toda inconveniencia a esa forma de
gobierno. Sin embargo, coda modalidad de poder, si está lo suficien–
temente perfeccionada como para proteger a los subditos, es la mis–
ma. Y quienes se quejan no reparan en que el estado del hombre no
puede nunca estar libre de incomodidades, y que aun la mayor que
pueda acaecer a la generalidad del pueblo bajo cualquier sistema de
gobierno es msignificante si se la compara con las misenas y horro–
res que acompañan a coda guerra civil, o a esa disoluca condición en
la que se hallan los hombres cuando no hay autoridad ni sujeción a
las leyes, y donde falta un poder coercitivo que les ate las manos y
que no les permita caer en la rapiña y en la venganza. Tampoco con–
sideran que la mayor presión que ejercen los gobernantes soberanos
no procede de su propio placer ni del beneficio que pudieran derivar
de hacer daño o de debihtar a sus subditos, en cuyo vigor radica pre–
cisamente la fuerza y la gloria de la soberanía. Muy al contrario, esa
presión proviene de la obstinación de los subditos que, al contribuir
de mala gana a su propia defensa, hacen que les sea necesario a los
gobernantes sacar de ellos todo lo que puedan en tiempo de paz, para
así tener, en ocasión de emergencia, o de urgente necesidad, los me–
dios para resistir al enemigo o para ganar ventaja sobre él. Todos los
hombres, por naturaleza, están provistos de notables lentes de au–
mento, que son sus pasiones y su amor propio, a través de las cuales
cualquier pequeño pago les parece sobremanera gravoso; pero están
desprovistos de esas otras lentes anticipadoras, esto es, las lentes de
la moral y de la ciencia civil, que les permitirían distinguir desde le–
jos las miserias que los esperan y que no podrían evitarse sin esas
contribuciones.
La diferencia entre los Estados consiste en la dife-
Sólo hay tres
renda entre los soberanos, o entre las personas repre-
fonnas diferentes
sentativas de todos y cada uno de los componentes del
'
Estado.
pueblo. Y como la soberanía está, o en un hombre, o una asamblea
de más de uno, asamblea en la que, o bien todo hombre чепе dere
cho a entrar, o bien únicamente ciertos individuos que se distinguen
de los demás, resulta manifiesto que sólo puede haber tres tipos de
Estado. Pues el representante tiene que ser, o un solo hombre, o más
de uno; y si es más de uno, será, o una asamblea de todos, o sólo
de una parte. Cuando el representante es un solo hombre, ei Estado
es una MONARQUÍA; cuando es una asamblea de todos cuantos
quieran unirse, es una DEMOCRACIA o Estado popular; cuando
el representante es una asamblea de sólo unos pocos, el Estado se üa-
ma entonces una ARISTOCRACIA. No puede haber ningún tipo
más de Estado, pues ha de ser siempre uno, o más de uno, o todos,
los que tengan e poder soberano, e cual he mostrado ya que es en
tero e indivisible
^ La smiaxis de la frase puede oscurecer su sentido. Hobbes está aquí rcpiíiendo
lo que acaba de decir: que si el poder soberano reside en un solo hombre, el Estado
será una Monaiquía; si reside
en
más de un hombre. Aristocracia;
y
si reside en todos.
Democracia.
DE LOS VARIOS TIPOS DE ESTADO POR
INSTITUCIÓN Y DE LA SUCESIÓN AL PODER
SOBERANO