paradas provisionales en medio de la vía pública incrementaban el caos
del tránsito en las estrechas calles (Davis, 1994:144). En una entrevista,
el actual director general de Obras del Metro me describió la situa–
ción del tránsito en el Zócalo: "Viví en el Centro Histórico y podría
decirle que antes de la construcción del Metro pasar por el centro en
automóvil, camión o cualquier otro medio de transporte en los hora–
rios críticos era pasar a la velocidad del peatón. Era muy caótico el
tránsito, en especial en el Zócalo" (entrevista con Delgado Gamboa,
22 de abril de 1997).
Al mismo tiempo, con el explosivo crecimiento de la década de
1960, la estructura de la ciudad comenzó a adoptar formas descen–
tralizadas. Una década antes la ciudad de México estaba marcada to–
davía por el antiguo núcleo urbano de la colonia, a partir del cual fue
extendiéndose a los alrededores una urbanización desordenada de
carácter rural que sólo llegó a los pueblos cercanos de forma muy
lenta. Con el surgimiento de nuevos centros en su mayoría funcio–
nales, el territorio en aumento de la ciudad fue adquiriendo cada
vez más un carácter urbano (Navarro, 1989:14).' Se trazaron varios
ejes viales que atravesaban la ciudad: primero fue la avenida trans–
versal Insurgentes, a la que siguieron más tarde otras vías rápidas y
autopistas urbanas destinadas al tránsito privado, tales como el Anillo
Periférico, el Circuito Interior y Viaducto (Ward, 1991:151). Las cla–
ses media y alta abandonaron el centro y se establecieron en verdes
mas de la administración urbana a fines del
siglo
XIX.
A mediados de ese mismo siglo
los vagones tirados por caballos conducían hasta el Zócalo. En 1900 se inauguraron
más de diez líneas de los nuevos tranVÍas eléctricos.
La
mayoría de ellos viajaba desde
el centro hasta las poblaciones vecinas que todavía eran autónomas
(el
Rodríguez
Kuri, 1996:161 ).
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En 1952, en un campo de lava del Ajusco situado
al
sur de la ciudad, se
construyó, por ejemplo, la nueva universidad, la Universidad Nacional Autónoma
de México, que hasta entonces había estado ubicada
en
medio del Centro Históri–
co. En
el
Paseo de la Reforma se erigieron los primeros grandes edificios de
oficinas
y
hOleles
(ef
Cisneros, 1993:148).
La
Zona Rosa, a un lado de Reforma,
un barrio comercial y de recreación diseñado de acuerdo al modelo norteameri·
cano, ganó en importancia y sustituyó a las viejas cantinas y bares del Centro
Histórico (Monsiváis, 1996).
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