rotundamente al moderno medio de transporte. En un principio, el
presidente Gus tavo Díaz Ordaz, por oportunismo político, apoyó al
alcalde en sus argumentos contra el Metro, hasta que Uruchurtu se
convirtió en una pelota de juego de la política. Su fracaso, sin embar–
go, no se debió al proyecto del Metro, sino a su radical proceder contra
propietarios de tierras comunitarias en el barrio de Santa Úrsula, al
sur de la ciudad
(Cf.
Cisneros, 1993: 178).14 Con la renuncia del
alcalde en 1966 se retomó sin demora la planificación concreta para
la construcción del Metro.
La
construcción
del Metro
El 19 de junio de 1967 comenzaron de manera oficial los trabajos
para la construcción de las tres primeras líneas del Metro. En la pren–
sa, el golpe de pica del nuevo regente Corona del Rosal se celebró con
gran entusiasmo en las primeras planas
(CJ.
STC,
1989:14). El "mayor y
más amplio proyecto constructivo en la historia de la ciudad"
(ibid.)
pondría a políticos y constructores ante grandes desafíos.
Un primer obstáculo eran los costos del ambicioso proyecto. Si se
considera el contexto macroeconómico, no existían prácticamente en
México recursos financieros para una empresa tan costosa.
15
Después
de largas negociaciones y sobre la base de los estudios de
ICA,
los cua–
les confirmaron que sólo un medio de transporte efectivo sería capaz
de garantizar el futuro de la ciudad en lo relativo a la reproducción de
fuerza de trabajo, mediante la movilidad de las masas y la vinculación
14
En el sur de la ciudad se planeó construir en 1966 un puente de autopista en
las cercanías del gran estadio de futbol, el Estadio Azteca. Algunos propietarios de
terrenos de esa comunidad se negaron a abandonar sus asentamientos, hasta que
Uruchunu,
sin
vacilar,
ordenó
la
demolición
de las casas
con
bulldozers
(el
Cisneros,
1993:178).
15
La centralización, el extremo éxodo de las zonas rurales
y
el crecimiemo
de la población provocaron a principios
de
la década de 1960 grandes problemas
económicos
y
administrativos.
La
joven metrópoli intentó asumir la lucha contra
la escasez de puestos de trabajo
y
de viviendas, así como los enormes déficit en los
sectores de la salud
y
la educación.
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