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La apelación a una continuidad temporal, tal como aquí sucede
con ayuda del mito y el símbolo de la fundación de la ciudad, sirve
para poner de manifiesto y estabilizar la identidad nacional.' Esto es
válido para distintas épocas históricas, lo mismo para el imperio
azteca en expansión en el siglo XIV, para las guerras de independen–
cia contra los españoles, que para la época presente. El símbolo del
águila sobre el nopal representa el mito de fundación de la ciudad,
hecho que es localizado en el Zócalo, con lo cual se alude a la ocupa–
ción del espacio. Como se evidenciaba en la cita de Soustelle antes
mencionada, el Zócalo constituye el lugar donde ese mito se mate–
rializa. A través del símbolo, el sitio queda marcado, tornándose así
legible tanto para el habitante de la ciudad como para el científico
(Augé,1994:54).
El mito de la fundación de la ciudad de México no sólo se muestra
hoy en el Escudo Nacional, sino que está representado en el Zócalo
en forma de un monumento que se encuentra un tanto apartado, en
un lugar situado entre el nuevo ayuntamiento y la Suprema Corte de
Justicia de la Nación. Un pequeño grupo de hombres, mujeres y
niños de cabellos largos, cubiertos con humildes taparrabos y expre–
sión de asombro en el rostro, está parado, algo retirado, junto a una
persona de rango obviamente superior, un sacerdote, quien con su
brazo extendido señala a un ágUila posada sobre un nopal. Si se
sigue la línea del brazo a través de la inmensa explanada del Zócalo,
vemos que éste señala directamente a las ruinas del Templo Mayor y
al moderno Museo del Templo Mayor, situados ambos al otro lado de
la plaza. El monumento está rodeado por una gran jardinera sem–
brada de nopales y un muro de unos cincuenta centímetros de altura,
que por lo general sirve de asiento a boleadores, transeúntes y con–
seIjes de los cercanos edificios oficiales. En los muros han sido graba–
das algunas frases de los cronistas clásicos de Indias que glorifican la
7 La identidad nacional es estudiada aquí como un rasgo de la construcción de
una "comunidad política imaginaria" (Ande rson, 1988: 15) bajo un criterio selectivo
de características de la cultura. En esta construcción desempeña un papel funda–
mental el Lipo de discurso sobre el pasado, la apelación a la tradición y la incorpora–
ción de mitos y símbolos (Hall, 1992:295; Wildner, 1994:531).
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