nística azteca (el llamado urbanismo prehispánico) está directamen–
te relacionada con el modelo de la ciudad de Teotihuacan
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y afir–
man incluso que los aztecas utilizaron piedras de esa ciudad abando–
nada. Otra interpretación se basa en los nexos de carácter geográfico
y geológico del entorno natural como fundamento de la estructura
urbana azteca (entrevista con Carlos González, 20 de febrero de
1997). Pero en la mayoría de las interpretaciones sobre la estructura
urbana se insiste en la influencia del orden social teocrático, el
cual era respaldado y legitimado por un canon de mitos, leyendas y
creencias:
La base de la ciudad fue el resultado de una planificación
y
un desa–
rrollo urbanos bien calculados, que en su ordenamiento del espacio
buscaba simbolizar los elementos esenciales de la cosmogénesis
y
la
cosmología aztecas. El orden urbano debía reflejar el orden cósmi–
co (MeiBner, 1996:30).
Los rasgos esenciales de ese orden cósmico reflejado en la estructura
de la ciudad se manifiestan en los dos ejes centrales, que vinculaban al
cielo, la tierra y al inframundo a la manera de un
axis mundi,
y se
orientaban en sentido horizontal hacia los cuatro rumbos del univer–
so . Esos cuatro rumbos del universo eran identificados , a su vez, con
las cuatro deidades principales. Los ejes se cruzaban en el distrito del
templo, y este último simbolizaba un equilibrio entre todos los pode–
res (Carrasco, 1987:141 ; Meil3ner, 1996:30). De ese modo, la ciudad
de Tenochtitlan reflejaba la cosmovisión religiosa de los aztecas y al
mismo tiempo representaba su imagen indestructible (Carrasco, 1987:
130). La ciudad era el centro del mundo, el lugar donde los hombres
se relacionaban con el cosmos. El Templo Mayor - espacio sagrado y
centro ceremonial- era así un microcosmos del universo azteca. En
sincrética de las técnicas cartográficas de representación de los españoles
y
la tradi·
ción de las pictografias prehispánicas (Lombardo, 1988: 51
1).
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La ciudad de Teotihuacan está situada a 50 kilómetros al norte de Tenochtitlan
y
había sido abandonada muchos siglos antes de que los aztecas poblaran las islas.
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