la transformación del cereal, desde que se sembró hasta
que salió del homo convertido en pan. Todo eso entra
en el trabajo y es su consecuencia; la Naturaleza y la
tierra proporcionan únicamente los materiales en bruto
y que apenas tienen valor en sí mismos. Formaríamos
un sorprendente catálogo de cosas que la industria hu–
mana suministra y emplea en cada hogaza de pan antes
que esta pueda ser consumida por nosotros, si pudiése–
mos seguirla en todo su camino ; hierro, madera, cuero,
corteza, piedra, ladrillo, carbón, cal, telas, productos
del tinte, brea, alquitrán, mástiles, maromas y todos tos
materiales que se emplearon en la construcción del bar–
co que trajo, desde el otro lado del mar, algunos de los
productos empleados por los trabajadores en alguna de
las etapas de su trabajo. Pero es casi imposible, o por lo
menos es una tarea demasiado larga, el hacer esa lista.
§ 44. De todo lo anterior resulta evidente que, a pesar
de habérsenos dado en común todas las cosas de la Na–
turaleza, el hombre (como dueño de sí mismo y propie–
tario de su persona, de sus actos o del trabajo de la
misma) llevaba dentro de sí la gran base de la propie–
dad; en efecto, su trabajo, que entraba como parte
principal en todo aquello de que se servía para su sus–
tento y comodidad, especialmente cuando la invención
y las artes to facilitaron, le correspondía perfectamente
en propiedad y no pertenecía en común a los demás.
% 45. Así, pues, en las épocas primeras, et trabajo
creaba el derecho de propiedad, siempre que alguien
gustaba de aplicarlo a bienes que eran comunes. Esa
clase de bienes constituyó durante largo tiempo la ca–
tegoría más importante, y quedan todavía en cantidad
superior a la que el género humano puede utilizar. La
mayor parte de los hombres se conformaron, al princi–
pio, con lo que la Naturaleza les ofrecía espontánea–
mente para satisfacer sus necesidades; más adelante, sin
embargo, en ciertas regiones, el crecimiento de la po–
blación y de los recursos, mediante el empleo del dbie-
ro, hicieron que la tierra escasease y adquiriese cierto
valor; entonces las diferentes comunidades establecie–
ron los límites de sus distritos respectivos y regularon
por medio de leyes, dentro de ellas mismas, las pro–
piedades de los individuos y las de la sociedad a
que pertenecían. Así fue como et acuerdo y consen–
so mutuos establecieron definitivamente la propiedad
que et trabajo y ta industríosidad habían iniciado.
Posteriormente, las ligas que se formaron entre los
diversos Estados y reinos renunciaron, de una ma–
nera expresa o tácita, a toda pretensión y derecho
a ta tierra que se hallaba ya en posesión de tos otros
miembros de la hga, y al hacerlo renunciaron, por
común acuerdo, al derecho natural común que pri–
mitivamente tenían a las tierras de dichos países. Asi
fue como, por convenio positivo, establecieron en–
tre los pueblos la propiedad en las distintas partes
del mundo. Pueden, a pesar de todo, encontrarse aún
gra2
¿¿s extensiones de tierras cuyos habitantes no se
unieren al resto del género humano en ei acuerdo para
el
E-:'ITO
del dinero común, y que permanecen incultas;
esos zabitantes no las utihzan ni pueden utilizarlas, y
por eío siguen perteneciendo a todos en común. Esta
sinjjc-.óa apenas podría darse entre aquella parte del
general humano que ha aceptado el uso del dinero.
§ 46.
La parte mayor de los artículos realmente útiles
рагз
.1
vida del hombre, aquellos que la necesidad de
sufciiízr hizo imperativo que buscasen los primeros
hombres—como los buscan hoy los americanos—, son,
por
general, de corta duración, y se alteran o se
echíz
Д
perder por sí mismos si no son consumidos.
Por ¿ contrario, el oro, la plata y los diamantea son
•arti'c-.;':s a los que la fantasía o un convenio entre los
hotr.r:^"S han dado un valor que superan at que verda-
DETI^AIIE
tienen como necesario para la subsistencia.
Ahor; cien: cada cual (según ya se ha dicho) tenía en
todaí iquellas cosas buenas que la Naturaleza había
prov-,?r: en común ei derecho a todas las que podía
cons-nr y la propiedad .de todas aquellas en que en–
traba
trabajo; suyas eran todas aquellas a que al-
1...,142,143,144,145,146,147,148,149,150,151 153,154,155,156,157,158,159,160,161,162,...271