apelar, quiero decir, a quien apelar en este mundo, si–
guen viviendo en el estado de Naturaleza, y, a falta de
otro juez, son cada uno de ellos jueces y ejecutores por
sí mismos, ya que, según lo he demostrado anterior–
mente, es ese el estado perfecto de Naturaleza.
§ 88. De ese modo, el Estado viene a disponer de
poder para fijar el castigo que habrá de aplicarse a las
distintas transgresiones, según crea que lo merecen, co–
metidas por los miembros de esa sociedad. Este es el
poder de hacer las leyes. Dispone también del poder de
castigar cualquier daño hecho a uno de sus miembros
por alguien que no lo es. Eso constituye el poder de la
paz y de la guerra. Ambos poderes están encaminados
a la defensa de la propiedad de todos los miembros de
dicha sociedad hasta donde sea posible. Pero aunque
cada hombre que entra a formar parte de la sociedad
hajiecho renuncia de su poder natural para castigar
los atropellos cometidos contra la ley de Naturaleza
siguiendo su propio juicio personal, resulta que, al re–
nunciar en favor del poder legislativo al propio juicio
de los daños suíridos en todos aquellos casos en que
puede apelar al magistrado, ha renunciado, por eso
mismo, en favor del Estado al empleo de su propia
fuerza en la ejecución de las sentencias dictadas por
este, y tiene que prestársela siempre que sea requerido
para ello, puesto que se trata de juicios propios dictados
por él mismo o por quien io representa. Ahí nos encon–
tramos con el Origen del poder legislativo y del poder
ejecutivo de la sociedad civil, que tiene que juzgar, de
acuerdo con leyes establecidas, el grado de castigo que
ha de aplicarse a los culpables cuando han cometido
una falta dentro de ese Estado; y también es ese el ori–
gen del poder para las sentencias que en determinados
momentos tenga que dictar, apoyándose en las circuns–
tancias de hecho, sobre la vindicación de atropellos co–
metidos desde el exterior. En ambos casos, cuando ello
sea necesario, puede emplear toda la fuerza de todos
sus miembros.
§ 89. En su consecuencia, siempre que cierfo número
de hombres se une en sociedad renunciando cada uno
de ellos al poder de ejecutar la ley natural, cediéndolo
a la comunidad, entonces y solo entonces se constituye
una sociedad política o civil. Ese hecho se produce
siempre que cierto número de hombres que vivían en
el estado de Naturaleza se asocian para formar un pue–
blo, ua cuerpo político, sometido a un gobierno supre–
mo, o cuando alguien se adhiere y se incorpora a cual–
quier gobierno ya constituido. Por ese hecho autoriza
a la sociedad o, lo que es lo mismo, a su poder legisla–
tivo para hacer las leyes en su nombre según convenga
al bien público de la sociedad y para ejecutarlas siem–
pre que se requiera su propia asistencia (como si se tra–
tase de decisiones propias suyas). Eso es lo que saca
a los hombres de un estado de Naturaleza y los coloca
dentro de una sociedad civil, es decir, el hecho de es–
tablecer en este mundo un juez con autoridad para
decidir todas las disputas y reparar todos los daños que
pueda sufrir un miembro cualquiera de la misma. Ese
juez es el poder legislativo, o lo son los magistrados que
el mismo señale. Siempre que encontremos a cierto nú–
mero de hombres asociados entre sf. pero sin disponer
de ese poder decisivo a quien apelar, podemos decir
que siguen viviendo en el estado de Naturaleza.
§ 90. Resulta, pues, evidente que la monarquía abso–
luta, a la que ciertas personas consideran como el único
gobierno del mundo, es, en realidad, incompatible con
la sociedad civil, y, por ello, no puede ni siquiera con–
siderarse como una forma de poder civil. La finalidad
de la sociedad civil es evitar y remediar los inconve–
nientes del estado de Naturaleza que se producen for–
zosamente cuando cada hombre es juez de su propio
caso, estableciendo para ello ima autoridad conocida a
la que todo miembro de dicha sociedad pueda recurrir
cuando sufre algún atropello, o siempre que se produz–
ca una disputa y a la que todos tengan obligación de
obedecer
Allf donde existen personas que no dispo-
"El poder público de una sociedad cualquiera está por en-